5/11/2009

retorno

Desde que enviudó, Laura nunca pensó que volvería a sentir deseos por nadie. Estaba acostumbrada al respeto a juntar las piernas si era necesatio en ciertas comidas y presentar una imagen gloriosa ante la comunidad.
Pero ese día después de una larga labor comunitaria, de esas que hacia ya tiempo. Lo vio agachado mirando las vitrinas de las ventas. Tenía un rostro anguloso y era algo atractivo mas que todo por su porte que por sí mismo.
Laura sintió recorrer la sangre dentro y de manera resuelta se acercó a preguntarle si deseaba alguna cosa. Recibió un No por respuesta. El la miró y después de dar vueltas se alejó sin decir más. Al terminar el evento Laura se quedó pensando en él por horas. Caminó bajo la lluvia con su viejo paraguas que casi le cubría todo. Ya llegaba a su casa, cuando fue interceptada por alguien que le tapó la boca y la llevó a un callejón. Al voltear vio el rostro del hombre de la vidriera. El la jaló con fuerza y la arremetió con violencia cpntra el piso. Cayeron unos basureros cerca a ellos que rodaron sin piedad. Laura quería gritar pero se dejó llevar por el instinto. La arenalina fluía incondicionalmente. Sentía su saliva recorrer su cuerpo con tormento y deseo. El tocaba con fuerza sus pechos, ella sentía que iba desfallecer.
La lluvia borraba cada indicio de locura y desenfreno. Quería quitarlo de encima pero el deseo la envolvía más y más. Sabía que estaba mal todo eso. Cuando abrió los ojos se encontrada tirada en un muladar con las ropas destrozadas, medio intoxicada de lluvia y sudor. Sintió desprecio por ella misma. Salió a la avenida y estiró la mano a un taxi, que la llevó a su departamento. Donde se duchó y se metió a la cama. Resuelta a esperar la lluvia mañana.